Con una ceremonia de apertura magnifica, se empezó augurando lo que sería una magnífica batalla entre los gladiadores germanos. Cada uno de los equipos apelando a lo suyo, que luego mostraría un partido intenso y con una gran dinámica.
El Dortmund demostró tener un excelente entrenador por plantear el partido de una forma tan correcta, que dominó de forma total e incuestionable los primeros 25 minutos del encuentro. De igual forma empezó a desplegar su fútbol ofensivo que le dio unas buenas ocasiones, entre ellas un mano a mano del polaco Lewandoski que ganó Neuer. Los bávaros se dieron cuenta que debían regresar a sus raíces del juego tocando de primera y con velocidad, aunque curiosamente la opción más clara fue el mano a mano de Robben ante Weidenfeller, el cual lo ganó el arquero. Al final del primer tiempo un buen intercambio de golpes, sin ventaja pero con el encuentro equilibrado.
En el segundo tiempo, la presión del Dortmund se fue diluyendo, lo cual ayudar a desguarnecer la defensa y concentrar todo en el ataque, por haber comprobado las respuestas satisfactorias de los arqueros por ambos bandos. La potencia de ambos equipos aumento a tal punto donde parecía que era infinita y el espectáculo mejoro en color y vértigo. Al aumentar los ataques inevitablemente se juntan los talentosos en ambos equipos, como paso con Ribery y Robben para el primer gol. Reus y Gundogan se juntaron para que este ultimo fuera derribado en el áreacon una falta que probablemente merecio algo más que un cartón amarillo. Con el empate decretado por Gundogan, el Dortmund tuvo un segundo aire, aunque las incursiones del Bayern tuvieron que ser contenidas constantemente, particularmente con una salvada providencial en la línea por parte de Subotic. También hubo una falta sobre Muller no decretada que probablemente merecía expulsión.
Con la iniciativa por parte del Bayern, se hizo muy difícil tener claridad para el Dortmund y el oficio de los bávaros redujo las posibilidades de los mineros a una contra conducida por Reus. Cuando todo pintaba para el alargue una nueva construcción de pared con Ribery y Robben, terminaron por nulificar a Hummels que era el único y primordial impedimento para que Robben con un disparon mordido dejara estático a Wiedenfeller para el segundo gol, que significó para el holandés su redención y para los bávaros su quinta corona en el máximo torneo de Europa, con lo cual el dragón bávaro alpino trepa a su trono y brama de la misma forma que se relata en las leyendas germánicas.
Un gran clásico alemán en este momento superior a cualquiera de Europa brindando una experiencia antológica para los hinchas y un gran tributo al fútbol disputado por 22 gladiadores que dieron su alma en el campo de juego. Ellos merecen el siguiente verso de proclamación, por hacer de la voluntad una fortaleza inexpugnable de su ser:
Oh! valiente y sacrificado gladiador futbolero
que gigantesco espectáculo el que habéis entregado
no importa tanto quien llegue al éxito primero
para todos la inmortalidad se les ha otorgado!!!!
Publicar un comentario