No era un partido más para ninguno de los dos equipos porque ambos se jugaban el mantener en pie las sus aspiraciones actuales. A priori el favorito era el City, una nómina con más glamour y más millones invertidos que un equipo en construcción como es el actual Liverpool pero el desarrollo del juego nos dejaría unas conclusiones muy distintas.
Mancini pienso que quiso plantear un partido donde la lucha y el juego físico iban a ser determinantes para ganarle este tipo de juego al Liverpool teniendo en cuenta que los de Rodgers iban a salir con un ambicioso 4-3-3 donde el cabeza de área iba a ser Lucas y como maestros de ceremonia estaban el capitán Gerrard y el primoroso Jordan Henderson. Por eso el 4-2-2-2 que propuso poniendo de extremos a Milner y a Silva para aprovechar la espalda de Johnson y de José Enrique con un Edin Dzeko en punta para incomodar a Carragher y a Agger con lo que el Kun iba a tener los suficientes espacios para poder colarse entre líneas y así poder causar estragos al Liverpool.
El partido comenzó con un City impetuoso que quiso arrinconar a los Reds contra su arco pero al carecer de la inspiración en el último cuarto de cancha era como chocar ante una pared, como se nota la ausencia de Yaya Touré y la no alineación de los Nasri, Tevez, Sinclair y CIA pero bueno ya se sabe como se las gasta el señor Mancini. El Liverpool en estos primeros minutos buscó sacudirse de ese embate azul por medio de los balones a la espalda de los pivotes centrales y jugar por banda con los veloces Downing y Sturridge para la llegada desde atrás de Suárez; si bien Stewart cumplía con la función de ida y venida para formar una línea de 4 en el medio, un buen Clichy le evitó causar estragos de consideración mientras que Daniel Sturridge se adueñó de la parcela por izquierda y se volvió desequilibrante al sacar de posición a Lescott y complicar en el 1-1 a Zabaleta.
El City al carecer de generadores de juego que dieran volumen a la ofensiva cedió el control del partido a los Reds y pronto empezó a mostrarse la idea que quiere Rodgers como estilo de vida futbolística para este equipo. Es así que los Henderson, los Gerrard y los Lucas comenzaron a ser lanzadores de buen pie tanto para los extremos como para los laterales para hacer superioridad numérica y posicional. El Liverpool comenzó a crear peligro por el costado de Sturridge que desaprovechó un mano a mano en el que Zabaleta hace mal el achique pero después salva el gol en la misma línea, después sería Suárez a pase de Sturridge el que increíblemente falla a boca de jarro, se veía venir el primer gol para los Reds pero.....
En un saque lateral se combinaron los 2 talentos individuales más destacados del City (Silva y el Kun) para que el torero filtrara una pelota de seda a Milner y este un centro rastrero ante la impávidez de Agger que aparte rompió el fuera de lugar junto a Glen, para que llegase solo Dzeko y empujarla y poner el 1-0 para los locales.
Pero el Liverpool no se puso rojo ni miedoso, en cambio siguió con su estilo arrinconando al City contra Hart y después de una serie de toques por la zona derecha y de un pésimo rechace de la defensa local permite que Gerrard toque rápido para Sturridge y este se saca de la chistera un misil que rompe la muralla azul y puso el 1-1 en el marcador y en aquella justicia futbolística que aveces se ausenta de los campos. Este gol suspuso un cambio en el estado de ánimo de los equipos, el City huyó de la idea de jugar asociativamente y se resguardó cerca a Hart para esperar a que apareciera el Chino Silva o el Kun con su talento individual para lastimar al Liverpool.
Por su parte los Reds cortaban bien las líneas de pase y desplegaban un fútbol de toque y ampliación de espacios que pusieron en evidencia al City, faltaba la finalización pero esta no llegó en el primer tiempo.
El segundo tiempo mostró más de lo mismo con un Liverpool que pareciese que estaba luchando la liga, porque el City no podía jugar al fútbol y sufría la velocidad de Sturridge, Suárez y un mejorado Downing hasta que al minuto 73 una descolgada de José Enrique deriva en un rechace al centro de Clichy para que Gerrard prácticamente sólo porque Javi García y Barry estaban marcándose el uno al otro sacara un derechazo tras previa acomodación con el pecho para vencer a Hart y colocar la ventaja para el equipo de Anfield. Parecía que el partido se encaminaba para los visitantes y más cuando Mancini decidía sacar a un sacrificado Silva por Maicon y Rodgers respondía con Skrtel por José Enrique pero el gran trabajo colectivo se iba al piso cuando en un pelotazo a tierra de nadie para el Kun y ante la complicidad de Skrtel y de Reina, el argentino pusiese las tablas y motivara al City para tratar de hacer un último asalto por la liga, claro con más furia y desorden que fútbol.
Al final un 2-2 que deja en vilo ese multimillonarios proyecto de los jeques árabes y al técnico Mancini por su incapacidad para poder desarrollar idea de juego, al día de hoy no se sabe a que juega el City, solo se sabe que cuenta con excelente individualidades pero con eso no basta para poder aspirar a ganar la tierra prometida. Mientras que el Liverpool con una nómina más humilde pero con esa semillita que ha implatado Rodgers, ha dado un paso más en ese proyecto que quiere el DT, una mezcla de juventud con talento puro y un fútbol de asociación que va a requerir tiempo para poder desarrollarlo pero con las buenas bases que ha montado puede llegar a buen puerto.
Por Andrés Rodríguez.
Twitter: @richi198815
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